unu-urco
FESTIVAL DEL AGUA - UNU URCO
Existe la creencia de que un inka se transformó en uturuncu (Otorongo)
(Huaman Poma de Ayala describiendo el culto que se le rinde a la montaña Pitusiray)
Tenaz investigador, Walid Abraham descubrió extraordinarias coincidencias entre las miteriosas sombres del Pitusiray (Cusco) y el mito andino de Unu-Urco (el agua de Urco). Como en todas las historias, una princesa huye con su amante y se transforma en piedra.
Luego de contemplar desde las ruinas de Moray la majestuosa belleza del nacimiento del sol tras la montaña Pitusiray, durante varios meses, Walid Abraham decidió ver que había detrás de ese imponente pico que se yergue sobre los pueblos de Urco y Calca. La escalada lo condujo hasta la laguna de Kan Kan, ubicada a pocos metros dela cumbre, a 4100. Desde allí, muy temprano, Walid vio como, a 200 metros del lugar donde se encontraba, se proyectaba una sombra que dibujaba nítidamente el perfil de una mujer. Intrigado por la coincidencia entre ésta y algunos mitos que circulaban en Urco, pequeño pueblo de la provincia de Calca, Cusco, se mudó cerca de la montaña para empezar un estudio acerca del mito y su relación con la sombra.
Cesar Toro Montalvo en Mitos y Leyendas del Perú consigna el siguiente relato recogido por Olga Huaita:
Cuentan en los tiempos del famoso imperio de los incas existía en la ciudad un señor altivo, orgulloso y noble que se hacía llamar Orcco Huaranca. Su fama de conquistador y guerrero era conocida por toda la comarca. Un día, después de sus acostumbradas correrías, trajo una niña, fruto de unos amores que él había ocultado. La niña fue llamada Pitusira. Pasaron los años. Pitusira se transformó en una hermosa doncella, la diosa del Inca Orcco Huaranca, quien la hacía cuidar con 100 doncellas y resguardar con quinientos guerreros.
Dos de ellos, Sahuasiray y Ritisiray, se habían enamorado de la bella Pitusira y un día se presentaron ante Orcco Huaranca a pedirle la mano de la princesa. Él respondió que concedería la mano de la doncella a quien hiciera llegar el agua a su propiedad. Ritisiray ya había conquistado secretamente el amor de la princesa, sin embargo, ambos tuvieron que llevar a cabo la audaz empresa. Sahuasiray construyó una represa desde lo alto de una montaña (maravillosa obra de ingeniería que existe hasta hoy, mientras Ritisiray hizo llegar el agua por las faldas de otra montaña conocida con el nombre de corazón, por su forma. Sahuasiray había triunfado al traer el agua desde las alturas. Pitusira debía casarse con él. Ritisiray asistió a la boda con el corazón destrozado. Una noche tempestuosa en que la furia de los truenos azotaba Calca, Pitusira huyó en busca de su amado.. cuando se encontraron, subieron muy arriba, pero fueron castigados y convertidos en piedra.
El relato que cuenta la triste historia de los amantes, no pasaría de ser una leyenda si solo explicara lo que hizo el inca Urco para que trajeran el agua a su pueblo. “sin embargo” - dice Walid – “al final del mismo se introduce lo que Kirk llama una dislocación fantástica”. La ñusta al no ver realizada la “Ley del amor”, desobedece al padre, va en busca del amado y ambos huyen a la montaña donde “se convierten en roca”. Estos dos conceptos, “no ver realizada la ley del amor” y “se convirtieron en roca”, le otorgan al relato la categoría de mito.
El mito de Unu-Urco era escenificado por los pobladores de Urco exactamente el día en que Walid, un año después de su primer encuentro con la sombra de la ñusta, se preparaba para subir al Pitusiray. Variaban algunos detalles como el nombre dela Princesa, quien también es Paucarilla, Sumac-Tika o Cusi Qoillur y los nombres de los dos curacas de la zona: Rumi Maqui (mano de piedra), el constructor del canal y Uska Paucar (el amado). Dice Walid:
“En Urco me contaron que el triunfo de Rumi Maqui fue gracias a un sueño que tuvo, donde el Apu Kan Kan, Dios de la montaña y de la laguna que se encuentra en la cima le dijo: ¿Por qué te aflijes Rumi Maqui si sobre tu cabeza hay agua”
Estaba establecida entonces, la relación entre la laguna Kan Kan y las fiestas propiciatorias en honor al agua que todos los años celebraba el pueblo de Urco. Pero, ¿Dónde habían quedado los amantes, y que relación podía tener esa sombra con que los pobladores escenificaban mil metros más abajo, exactamente en la misma fecha.
El Inca en las rocas
“En 1996 hice los preparativos para subir nuevamente a la laguna en la misma fecha que el año anterior. Unos días antes de subir, me encuentro con la increíble noticia que la escenificación del mito que anualmente se hace en Urco, iba a realizarse exactamente un día antes del día en que había programado subir para filmar la sombra. Entonces pensé que la sombra debía proyectarse en el preciso momento en que los pobladores de Urco, en coordinación con la Escuela Superior de Bellas Artes de Calca, escenifican el mito 1300 metros más abajo, y sin que nadie hubiera escuchado jamás de la sombra. Había leído el Mito del Eterno Retorno de Mircea Eliade y La Teoría del Inconsciente Colectivo de Carl Jung, sin embargo, era muy pronto para hacer conjeturas”.
Luego de hacer fotos y filmar la escenificación del mito, Walid, en compañía de unos amigos, subió al Pitusiray.
“Allí pasamos la noche, y a la mañana muy temprano, nos acomodamos en una montaña al frente del lugar donde debía proyectarse una sombra más grande que la que yo había visto el año anterior. De pronto, lo que teníamos al frente era la impresionante sombra del perfil del Inca y detrás de él, la sombra de un puma saltando sobre su cabeza”
La sombra de la ñusta que Walid había visto el año anterior, se formaría minutos después, cuando por el movimiento del sol sobre la montaña, el perfil del inca se fusiona con el puma, el cual a su vez adquiere una rara luminosidad. Finalmente, lo que queda del magnífico inca es lo que se ve como una cabeza de ñusta o princesa.
“Ante el hecho de que las sombras se proyectan a un lado de la laguna Kan Kan, laguna cuyas aguas fueron canalizadas por el curaca vencedor, y, ante el hecho de que el fenómeno se produce en el preciso momento en que los pobladores de Urco escenifican anualmente el mito con el total desconocimiento de lo que he llamado Monolito Kan Kan y sus sombras, es evidente que este fenómeno natural fue lo que originó que los incas, haciendo un tratamiento organizado del misterio (que posiblemente heredaron a nivel sacerdotal), lo introdujeron en la tradición a través de la historia real de Urco Huarancca y su necesidad de agua, agregándole el símbolo mítico de la transformación de los amantes en piedra (monolito Kan Kan), como una forma de dejar un elemento especulativo en el mito, que guarde relación con éstas enigmáticas sombras y se perpetúe así en la memoria colectiva. Con el transcurso de los siglos, se mantuvo el ritual pero se perdió el contacto con su vivo origen”.
El investigador concluye también que al aceptar el reto de trabajar un tema que escapando a los dominios de la razón, entra a los del inconsciente colectivo e intuición, partiendo de una experiencia motivada únicamente por el corazón, acepta también la invitación al ridículo que hace Mircea Eliade en su libro El Vuelo Mágico:
Pienso que el ridículo es el elemento dinámico, creador e innovador de toda conciencia que se crea viva y que experimente lo que vivo. No conozco ninguna transfiguración de la humanidad, ningún salto audaz en la comprensión, ni ningún descubrimiento pasional profundo, que no haya parecido ridículo a sus contemporáneos.